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La billetera está vacía. Pero aún así te animas a ir al centro comercial. Te das cuenta que tu billetera no está tan vacía, es más, esta rellenita. Pero no hay billetes. ¿Qué hay entonces? Una tarjeta de crédito por cada tienda a la que vas. Entras a Saga Falabella y vez la oferta del siglo: eso que siempre quisiste con 20% de descuento y encima ¡lo puedes pagar en cuotas! Corres a la caja, sacas tu CMR, firmas y te vas feliz. Aquí comienza la historia.
El crédito como herramienta de acceso al sistema financiero ha probado ser eficiente en muchos términos, especialmente en los casos de créditos de consumo y en el programa mi vivienda. Las personas al acceder a una tarjeta de crédito amplían sus posibilidades de consumo actual, reduciendo su presupuesto futuro. En el Perú, por el crecimiento grande y sostenido que viene teniendo, la liquidez del sistema financiero se ha incrementado enormemente, básicamente por el papel de las AFP, el crecimiento de los ahorros y la entrada de nuevas empresas. Todo esto amplió el mercado de crédito, haciendo que sea de fácil acceso y barato en muchos casos. Más personas ingresaron al sistema, lo que permitió a un grupo enorme de gente sentirse “parte” del boom económico del país. Todo bien hasta aquí.
El problema económico aparece aquí por todos lados. En primer lugar el crecimiento de la demanda interna se ha respaldado en consumo de crédito. Las personas están consumiendo más a expensas de su futuro. El crédito de consumo, es cierto, ayuda a mejorar tu calidad de vida, pero no es eficiente desde el punto de vista de las familias, pues disminuye su capacidad de ahorro. El crédito sólo es recomendable para gastos en bienes duraderos, como la vivienda, una tv o un auto, pero no para comprar arroz o una bembos a la semana. Acumular tarjetas de crédito sin una cultura del crédito, sin saber sus riesgos, pude cobrar muchas víctimas. Obviamente Ripley y Saga te enamoran, te seducen y muchas veces te atrapan. Lo mejor es la compra al contado y usar el crédito cuando sea necesario. El crédito no esta mal pero hay que usarlo con cautela, no esperemos a que aparezcan los hombrecitos amarillos de Ripley.
Para variar el problema no parece serio cuando hablamos de una familia, pero en conjunto suena diferente. El crecimiento de la demanda interna es respaldado en buena parte por el consumo a crédito. La producción aumenta, crecen las empresas, el PBI aumenta y todos felices. Tan fácil no puede ser. El crecimiento de la demanda interna tiene presiones inflacionarias, que se hacian cada vez más notorias desde el 2006. Esto lo saben muchos en
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