Estas mini vacaciones de actividades para nada académicas, uno de los vicios más grandes fue la televisión. En uno de estos días que se me ocurrió darle una nueva oportunidad a la superficial Jimena de la Quintana, me llamó la atención uno de sus reclames que son típicos de su programa. Era el spot de Prima AFP donde hace referencia a una confrontación entre la información y la rentabilidad dentro de las preferencias de las personas. Aparece un periodista como defensor de la información como principal determinante de sus preferencias de cartera, y por otro lado aparece un economista asumiendo el cliché de la rentabilidad. Habemus sesgo.


Aquí se necesitan aclarar dos puntos. El primero es que el spot cumple su cometido publicitario. Me parece que es resaltar las bondades que tiene Prima AFP sobre las demás acudiendo a una “supuesta” rivalidad entre los recursos que tiene la gente para formar sus preferencias. Es verdad que la información es necesaria y que la rentabilidad también lo es. Pero ambas no están en rivalidad. Tamaño craso error de la gente de esa agencia de publicidad y es donde aparece el segundo punto.


Como siempre, volvamos a la teoría. No es cierto que en economía la información como recurso no este presente o sea menos importante que factores más clásicos como la rentabilidad. Con la crítica de Lucas en los 70’s, se introduce la figura del agente económico racional en el análisis económico. Este supuesto revela que las personas son racionales en la medida que toman sus decisiones procesando toda la información que tienen disponible. En este caso, la rentabilidad de la AFP es información relevante para las personas, entonces aparece una contradicción la información versus la misma información.


El supuesto de racionalidad del agente no es perfecto. Pero no cabe duda que cualquier persona antes de tomar una decisión recurra a todo su arsenal de información respecto al tema. Por ejemplo, un ama de casa que tiene que decidir que cocinar para el día tiene una restricción presupuestaria (el diario que le da su esposo) sujeto a las preferencias de la familia y a una restricción de “participación” (conviene más cocinar que comprar comida en la calle, por ejemplo).


Debo imaginar que el objetivo de la publicidad no siempre es educar a la gente y muchas veces acomodar los conceptos con fines puramente comerciales. Es criticable pero tolerable. Creo que los publicistas de Prima necesitan de un curso de economía urgente, aunque sea en la UPC.

Que Alan García es el presidente de los ricos no es novedad alguna. Las únicas personas que se podrían rajar las vestiduras con tal afirmación son: un aprista, una dama residente de Los cóndores y un aprista que no se alucina aprista (de los que hay muchos por ahí). Las causas son muchas y muy conocidas, el principal de ellos es que el crecimiento económico no llega a los más pobres y que este malestar se manifiesta en todas las revueltas y manifestaciones que ha habido desde que comenzó la segunda era Alan. Pero, ¿no es que acaso este es un fenómeno natural? Es decir, ¿acaso un presidente no siempre termina siendo el presidente de los ricos?


El problema del Perú es que la administración ilustrada que maneja el país nace con la mentalidad maximizadora de beneficios, al muy puro estilo paretiano, es decir, a costa de quien sea, los pobres peruanos. Sin ánimos de entrar en temas ideológicos económicos, creo que el problema no es el sistema, el problema son los peruanos. Que levante la mano quien nunca ha hecho un acto corrupto. Todos pueden afirmar que el otro es corrupto, pero todos también saben que en el fondo si tuvieran la oportunidad de ganarse un “extra”, también lo harían.


Alan García gobierna con el APRA, el único partido del Perú, pero a su vez el menos preparado para gobernar. Sus manejos políticos son excelentes y admirables, su capacidad de negociación criolla formidable, pero su gestión pésima. No tienen capacidad de gasto, sus habilidades de negociación con las centrales sindicales son pésimas y sus preferencias partidarias son tercas (¿alguien dijo Alva Castro?). Al no poseer habilidades necesarias para dirigir un país tienen que recurrir a la clase preparada para ello, es decir, ¿quienes? la gentita. No sólo los ricos, sino todos aquellos que quieren serlo. Total, ¿quién no quisiera serlo? El detalle está en que si vas a hacerla, hazla bien. En cambio ellos la hacen mal y con roche.


Lourdes flores niega haber sido la candidata de los ricos. Tal vez ella no sea la candidata, pero su lista presidencial era de hecho la lista de los ricos y gracias a Dios que no ganó. Admitó que si me hubiera tocado votar lo hubiera hecho por ella, pues tenía el plan de gobierno más sincero que los demás (no el mejor), pues como vemos al final Alan lo cumple a puño y letra. El problema lo tiene su partido. Ahora ya sabemos la calidad de gente que tenía a su costado y que hubieran sido un peligro manejando la administración pública (imagínense a Antero de primer ministro, a Waisman en Educación y a Rey de ministro de la mujer, ¡toco madera!). De lo que estoy seguro es que la economía hubiera caminado igual, y el tema social hubiera sido manejado de una mejor forma, no tan eficiente pero mejor de todas formas, pues su gente de la Pacífico sabe tanto de temas sociales como yo de química termonuclear.


¿Ollanta Humala? Sin comentarios. De sólo pensar en eso terminaría durmiendo con la luz prendida por varias noches.

Una de las reglas básicas de cualquier curso sobre finanzas es que uno debe invertir el excedente de sus recursos, es decir, el dinero que no utiliza (sus ahorros). Esto se aplica cuando ya se han cubierto todos sus gastos vitales y se tiene un “guardadito” el cual se puede invertir en un instrumento que más se asemeje a nuestros gustos y preferencias. El problema económico aparece cuando uno fuerza el ahorro, obviando o ajustando gastos necesarios y vitales. El problema aparece cuando el Perú ahorra y se enorgullece de tal hazaña ante televidentes que no pueden salir en fiestas patrias porque ni sus ahorros les alcanzan para salir, además que no tiene cable y tienen que ver un discurso de 1 hora y 46 minutos.


La verdad que no vi el mensaje entero, apenas prendí la tele para “tratar” de aliviar el enorme dolor de cabeza que tuve por una reunión un día antes. No presté mucha atención sólo hasta que lo escuche hablar del superávit fiscal. Bueno, me imaginaba que, al igual que muchos, haría un mea culpa sobre tal cifra (3.1% sobre el pbi en el 2007, es decir, 6029 millones de soles). Pero no, me equivoque. Este señor se enorgulleció de tal cifra, acompañándola de más numeritos que la verdad no escuche por la conmoción. ¿Superávit fiscal en el Perú? Como dice Alfredo Ferrero, en Finlandia o Suecia te lo paso, pero en el Perú es elogiar que se haya guardado dinero cuando hay miles de cosas que hacer (miles de excluidos que se sienten más excluidos si se les llama así).


Básicamente, el superávit (o el déficit) se origina cuando hay un desfase entre los montos presupuestados y los reales. El problema está en que con los ingresos no hay problema, crecen (a tasas muy bajas dicho sea de paso, apenas 4.7% en el 2007 respecto al 2006, y un año antes a 4.5%), el problema está con el gasto. No es para nadie un secreto que el Gobierno de García no sabe gastar. Parece fácil, no lo es. No se trata de comprar lo que sea. El sistema nacional de inversión pública, ajustado a estándares internacionales para un correcto uso del dinero de todos, resulta demasiado “exigente” para las mentes preparadas de todos los organismos públicos. El gobierno apenas invirtió 1.8% en el 2007 más que el 2006.


Ahora, no toda es culpa de la administración central, los gobiernos regionales tienen mucha culpa de este superávit. No tienen la capacidad profesional ideal para crear proyectos de inversión eficientes para el SNIP, que puedan ser aprobados. Resulta sumamente gracioso ver a García en un comercial de televisión felicitando a Alva Castro por los patrulleros comprados, cuando al que tiene que agradecer es la ONU que fue quién los compró, porque su ministro lo intentó dos veces y no pudo, pero ahora que él no se metió, por fin de pudo comprar (es un ministro aprista, ex ministro de economía, ¿?).Un municipio lejano, donde el alcalde apenas tiene secundaria completa, no tiene la capacidad de crear un proyecto sustentable. Es necesario algo más.


También hay superávit de la balanza de cuenta corriente (3.0% en el 2006 y 1.4% en el 2007). Esta brecha externa, sumado al superávit fiscal, nos indica la existencia de un superávit privado. La inversión privada no crece lo suficiente para ajustar un crecimiento de la oferta a la demanda interna. Es decir, si el Gobierno gastaba ese superávit es muy posible que la demanda se hubiese disparado más, incrementando la brecha. Pero está no sabemos certeramente si fue una política prevista. Personalmente no lo creo. La única razón del aumento de ese superávit es la incapacidad de gasto. De apoyo a los gobiernos regionales. Ellos no pueden gastar un sol sin sustentarlo previamente. Solución: ¿mandar economistas a las regiones? No se si sea la única, pero es una muy buena oportunidad de trabajo al menos.


El marco macroeconómico multianual espera descender este superávit a 2% para este año, aumentando la cantidad invertida por el gobierno central. ¿Y las regiones? Seguirán protestando.

¿Es la economía justa?

Cuando empecé a estudiar economía, era imprescindible manejar ciertos términos. Uno de ellos era, aunque parezca risible, saber que es la economía. Manejaba mis definiciones que me dio la pre, pero los profesores me pedían algo más. Es entonces que tuve mi primera práctica calificada sobre los diez principios de la economía, del libro de Mankiw. Este señor define la ciencia de mis ojeras como el modo en que la sociedad gestiona sus recursos escasos. Aquí comienza todo.


En términos generales, la economía busca asignar eficientemente los recursos. Este término, eficiencia, es el que más controversia causa. Los economistas nos clasificamos en dos tipos: positivos y normativos. Los positivos son los que generan ciencia y teoría (últimamente más teoría que ciencia) y están ligados al término eficiencia íntegramente. Son los que han creado los teoremas, leyes y todo lo que los economistas estudiamos toda una vida. Los normativos son los que nos dicen como deben ser las cosas. Su fin es más social y empírico. Son pocos. Los primeros, gracias al avanze del último siglo, se apoyan en la lógica matemática para fundamentar sus aciertos. El único objetivo que buscan es crear ciencia. Los otros no siempre tienen un armazón matemático amplio, pero si basan sus ideas en lo que los positivos han encontrado. Por ejemplo, la ley de la demanda es una teoría positiva indiscutible. La discusión acerca de su funcionamiento dentro de la sociedad (llámese regulación en algunos casos) ya no compete a un análisis científico.


Ya aquí se observa una respuesta a nuestra pregunta inicial: la economía no es justa, pero busca serlo. No lo fue antes aunque trata de serlo ahora. El término eficiencia se refiere a asignar los recursos que tenemos a los agentes económicos (familias, empresas o gobierno) que mejor lo sepan aprovechar. Es decir, si tenemos 100 soles y dependiendo de los planes que tengan, un economista busca maximizar ese recurso, pues es escaso. También buscamos el equilibrio, no social sino económico. Asumimos que todos estarán contentos con este equilibrio. Se supone que es cierto, el “pequeño” detalle es que nunca estamos en equilibrio porque nadie sabe cuál es.


El señor Pareto nos da otra idea: el bienestar de alguien puede mejorar si empeora el de otra persona. Más claro que esto no hay. Nosotros buscamos la eficiencia, asumiendo que así todos serán felices. ¿Se puede medir la felicidad? Claro que no. En la mayoría de los casos, creemos que depende de cuanto consumamos. No queremos al gobierno. Para un economista, el gobierno no debería existir, pero lo necesitamos si queremos mejorar y empalizar a nuestra carrera con la sociedad. Nosotros creamos modelos que intentan replicar la realidad, cada vez mejores dicho sea de paso. Tiene lo más último en análisis matemático. Somos una ciencia social, cliché que tendremos por siempre pues nuestro objeto de estudio es la sociedad, aunque nos sentimos orgullosos de ser la más eficaz en analizarla (sorry a los antropólogos, sociólogos y todos los que sólo llevan estadística descripitiva).


Para nosotros, las personas no se cuentan por una. Son todos. No queremos saber cuántos son exactamente. Queremos saber que porcentaje son. No es una crítica. Esto nos da mayor facilidad de análisis y además no es una ciencia perfecta. Tampoco somos inhumanos porque no seamos justos. Simplemente que nuestro trabajo busca hacer feliz a la gente (era un objetivo tácito), induciéndola a sacar el máximo provecho a lo que no tienen, tratando de convencerla que eso es lo mejor. El problema es que la gente nunca está contenta con lo que tiene, quiere más. La economía, tal como lo definen los clásicos, ya no tiene como único objetivo asignar eficazmente los recursos, también ahora tenemos que hacer que nuestro objetivo “tácito” sea el principal. Vaya trabajo que nos toca.

El marco jurídico que representa la constitución es lo que cualquier inversionista revisa antes de poder invertir en un país, pues representa las reglas del juego a un territorio el cual no conoce (para el caso de extranjeros). En el caso del Perú no es la excepción. La constitución de 1993 con todas sus enmendaduras, está ahora sometida a múltiples críticas por razones políticas en casi todo su conjunto. El regreso de la constitución de 1979 por entero representa el retorno hacia un marco jurídico más justo. No tocaré temas que escapan a mi capacidad (no soy abogado y mi curso de derecho económico no me permite tales atribuciones.). Pero si quiero expresar algunos puntos concernientes a diferencias entre ambos textos, referentes al capítulo económico, que es el que genera el mayor debate ahora.


Analizando ambas, uno se puede dar cuenta la enorme diferencia que existe. Comencemos revisando la de 1993. El capítulo económico expresa claramente en primer lugar que el Estado es una economía social de mercado (¿el Perú?) y que “promociona” los servicios básicos a la población. Además establece que sólo puede ejercer actividad empresarial en caso de otorgar subsidios, cuando sea absolutamente necesario. Con eso se aclara perfectamente el modelo del Estado: liberal por donde se le mire. El Estado solo está facultado a incentivar la prestación de servicios públicos (las privatizaciones de los 90) y además no puede ejercer actividad empresarial a menos que sea en defensa de motivos de “interés publico”. Totalmente liberal acomodando el modelo de no intervención estatal en la economía, modelo típico de los años 90, bajo la convención de Washington.


Por primera vez aparece el término de los contratos-ley. Una forma de otorgar seguridad y garantías a los contratos del Estado, para evitar posteriores enmiendas de cualquier tipo. Sin duda este el artículo que genera mayor debate ahora, pues impide al Estado corregir los “errores” cometidos en los contratos de estabilidad jurídica y, sobre todo tributaria, en las épocas en que la inversión era incipiente y prácticamente había que rogar para que se invierta en el Perú. Hoy las cosas son así, pero los contratos otorgan a las empresas, que se quedaron desde esa época, protección como si el país aún fuera inviable.


Entre otras cosas, fija fechas fijas para las presentaciones de informes; establece que el BCRP sólo debe regular la moneda y el crédito del sistema financiero, administrar las reservas internacionales a su cargo, entre otras; además resume sal mínimo el papel del Estado en la regulación del régimen agrario.


Vayamos ahora 14 años atrás. La asamblea constituyente ha terminado y promulgaron la constitución del 79. De por si esta constitución es más larga que la del 1993. Sus artículos son más extensos y en la mayoría prima una norma que será motivo de discusión y eliminación en la del 93: el interés social. En este texto, el Estado toma más atribuciones en temas económicos. Tiene derecho a tener actividad empresarial, toca del tema de la distribución equitativa de la riqueza, se forma como un ente planificador de los sectores y se reserva sectores de la producción que sólo él puede manejar (sectores estratégicos).


En esta constitución, el Estado tiene una presencia mayor dentro de la economía. Es un ente más que regulador, es planificador. El Estado se permite dirigir la economía bajo toda circunstancia para llegar a los objetivos planteados. Además que se guarda el derecho de restringir actividades cuando se atenta contra el interés social. Puede intervenir en la actividad económica en caso de situaciones graves. En cuanto al tema agrario, le da un mayor peso como prioridad que la constitución del 93. Como se observa, esta constitución, en esta materia, es sumamente reguladora y planificadora. No significa que sea una economía social. Es de mercado, pero bajo el modelo el planeador social, casia adoptando un modelo neoclásico que no reconoce la habilidad del propio mercado de autoajustarse.


La constitución del 79 suena y luce como una muy avanzada en materia económica para su época, pero hoy en día no. Definitivamente tiene artículos más eficientes y claros que los del 93, y conserva derechos del Estado que desaparecen después. Pero hoy en día corresponde a romper con un “orden” establecido 15 años atrás. Nadie niega que el Estado pudiera mejorar si se regresara a dicho orden del 79, bajo ciertos cambios, como perfeccionar el concepto de interés social, que podría representar un peligro para cualquier política que pretenda invadir derechos fundamentales. Además como la eliminación de los contratos ley, que tantos problemas crean ahora. Terminar con el capítulo del 93 implica luchar contra intereses muy grandes, lobbies como los de Telefónica o mineras, que verían atentados sus intereses con un cambio de tal magnitud, pues sus contratos no se impugnarían pero si podrían afectarse unilateralmente con medidas que si estarían ahora dentro de la ley.


El mundo ha cambiado desde hace 30 años, por tanto retomar una carta magna integralmente es ilógico. Si se hiciera, tendrá que adoptarse con grandes cambios acordes a la época. Que esto suceda (osea si es que alguien es este mundo logra convencer a crazy horse), es otra cosa.

Movistar: pura pérdida


La tarifa única a nivel nacional para cualquier teléfono que exista (sea del tipo que sea) es ahora una realidad, única en la región. Para los pesimistas de nuestro atraso en materia tarifaria en Latinoamérica, incluyéndome en algunos casos, debo decir que la estrategia de precios como nueva forma en la guerra de los celulares me tomo por sorpresa. La primera vez que escuche la promoción, en la voz de Claro, temí una suerte de engaño, como la mayoría de las promociones. Y era evidente, el costo de inscripción de 5 soles para hacer efectiva la nueva tarifa única resultó la trampa. La competencia Movistar salió a las pocas semanas con la misma promoción pero sin costo de inscripción y válida hasta fin de año. Era más que evidente que no iba a dejar sola a Claro en la estrategia novedosa, pero esta vez más poderosa. Claro también retiró su promoción con costo de inscripción pero aún no era publicitada. En mi caso, por intuiciones de mercado, llame al centro de atención 123 y pude recién afiliarme gratis sin temor a perder 5 soles (son 50 sms por favor!). Eso fue más de un mes atrás, aunque Claro recién haya puesto en pantalla el nuevo spot del tun (tarifa única nacional), supongo que por cuestiones de marketing (algo que no me atrevo en profundizar).

Ahora, ¿cómo es posible que estas empresas puedan tener ahora estás tarifas? La respuesta está a la mitad. Movistar es una empresa que ha trabajado siempre con pérdidas (desde 1999 hasta el 2006, siendo el 2007 el único año donde obtuvo utilidades). Contablemente es una barbaridad porque, a primera vista, la empresa no cubre la totalidad de sus costos con sus ingresos. Económicamente aún más, pues el costo de oportunidad de sus activos y los costos de operación no igualan a sus ingresos. Vayamos por el último lado. Por definición, una empresa debería cerrar cuando sus costos variables medios (costos totales menos sus costos fijos) son iguales o menores inclusive a su ingreso medio (o a sus costos marginales). En el caso de Movistar, ¿por qué seguía operando con pérdidas? Porqué si no vendiera nada, perdería más. Es un caso de corto plazo dentro de la teoria económica que facilita un entendimiento para el caso. Cuando el costo marginal (costo de producir una unidad más) es igual al ingreso medio (precio del bien), se verifica el nivel de producción óptimo. En este caso excepcional de pérdidas, sucede que este punto de producción todavía es mayor al nivel de costos variables medios (costos variables totales entre el nivel de producción), osea que puede soportar en parte el costo fijo de la empresa y puede seguir operando. Si cerrará, los ingresos medios serían nulos, pero aún tendría que pagar los costos fijos, asumiendo que el cierre de una empresa no es un proceso corto como sucede en la realidad. Es decir, bajo la teoría económica si pueden existir empresas con pérdidas en el corto plazo.

Movistar no es una empresa que produzca algo, sólo ofrece servicios de telefonía celular. Sus costos variables serán mínimos conceptualmente y probablemente estarían en función a las ventas del periodo anterior, es decir, los costos fijos representan un gran porcentaje de total de costos, pues es básicamente gastos administrativos y algunos de operación. Gastos de publicidad no son asumidos por Telefónica Móviles S.A. sino por Telefónica del Perú S.A.A., matriz de la empresa en el Perú. Entonces, al ver el nivel enorme de costos fijos que tiene la empresa (revisando sus estados de ganancias y pérdidas año tras año) y tomando en cuenta la teoría económica anterior, podemos entender la subsistencia de la empresa. Pero, ¿que motiva a Telefónica a seguir operando? La inversión. Podría ser fácil afirmar que una situación así en el largo plazo no se puede sostener y lo mejor es abdicar. No, no es así. Una empresa del tamaño de Movistar tiene montos de inversión hundidos sumamente elevados, vale decir infraestructura, que así nomás no dejará por encontrarse en situación de pérdida. No es una cuestión administrativa, sino de mercado. Además, Movistar no esta sola, tiene el apoyo de la matriz Telefónica, que puede absorber las pérdidas generadas, todo esto mediante una segunda empresa: Telefónica Móviles Perú Holding S.A.A.

Esta empresa es la responsable de la subsistencia de Movistar, pues es su accionista mayoritaria con el 96.05% de las acciones. Su única objetivo como empresa es: adquirir y ser titular de acciones, participaciones u otros títulos de sociedades u otras entidades, cualquiera que sea su objeto o actividad. Vale decir, Telefónica Móviles Perú Holding es el colchón que soporta las pérdidas de Movistar y las convierta en utilidades mediante otras operaciones que comprendan inversiones en otros negocios. Sólo una empresa como Telefónica puede hacer estas maniobras de sobrebvivencia, naturales en los conglomerados (por ejemplo, Prima AFP con su colchón el Grupo Romero). La conversión de pérdidas a utilidades no es directa. Telefónica Móviles Perú Holding toma las pérdidas dentro de su balance general como participación en subsidiarias (Movistar), pero genera utilidades con otras operaciones de mercado. Al final, la matriz Telefónica del Perú recibe una empresa rentable. Esto es juego de grandes.

Todo tiene su final y nada dura siempre. Simbólica canción que expresa una época que evoca a muchos la llamada era de la salsa dura y que a su vez expresa ahora el inicio del fin de un subsidio a la contaminación. El pasado lunes 2 de junio el gobierno sacó del fondo de estabilización de combustibles a las gasolinas de 95 y 97 octanos, mediante la ampliación de la banda del fondo de estabilización (también esta la gasolina de 98 octanos). Esta medida deja sin subsidio a parte del total de combustible consumido en el país, aunque en realidad se supone un subsidio a la producción de las refinerías.

Tampoco es una reducción considerable del fondo, que gasta por semana cerca de 80 millones de soles y espera un crédito suplementario por 200 millones más. Las gasolinas que han sido “liberadas”, apenas representan el 1.6% del total de ventas de las refinerías, según datos del ministerio de energía y minas para abril pasado. Pero, la importancia de este hecho, es que el gobierno ha empezado un proceso que, espero, pretenda sincerar los precios de los combustibles, para que el proceso del cambio de la matriz energética del país cambie, osea dejar el petróleo por el gas natural. Asumo que así es, pues un subsidio como este ya esta siendo imposible de mantener debido a la enorme volatilidad de los precios del crudo, que fácil lleguen a los 200 dólares por barril antes de fin de año.











Pero, ¿cómo funciona el fondo de estabilización de precios de los combustibles? En un principio, en el 2004, la primera política que se aplico para reducir el precio de los combustibles y que no acareé malestares en los consumidores, fue reducir el impuesto selectivo al consumo, que en el caso de los combustibles es un porcentaje fijo. Esta medida fue desestimada debido a la creciente alza del precio del crudo, ya en ese entonces. El fondo de estabilización nace en el 2005 con el supuesto de que el precio del crudo aumentaría, pero también se reduciría; entonces se conformó con un aporte inicial del gobierno (s/. 60 millones), y después se conformaría con aportes de productores e importadores efectúen a los precios de los productos, dependiendo de si los precios de referencia de los combustibles se encuentran por encima o por debajo de la franja de precios establecida para cada uno de los productos. Esta franja es elaborada por el MEF, asumiendo los precios que pública el Osinerg, siendo esta franja cambiada muchas veces. En caso el precio de paridad (precio de referencia actual del crudo) supere el techo de la franja, el fondo subsidia a las refinerías, en caso contrario, el precio de paridad este por menos del piso de la franja, las refinerías tendrán que aportar al excedente al fondo. En un principio, se suponía un fondo sin intervención de fondos públicos, pero al ser el Estado su única garantía, se hace más acorde técnicamente a un financiamiento directo.









El fondo actualmente tiene una deuda por 1300 millones de soles, que representa cerca del 0.2% del producto bruto interno, deuda que a su vez se va acercando a los ingresos en el año 2007 por impuesto selectivo al consumo sólo para combustibles, que fue de 2419 millones. A pesar que esta deuda es acumulada desde la creación del fondo (desde el 2005), el gobierno sigue en su política adicional de reducción en la tasa del selectivo al consumo, que se refleja en las cifras: 3176 millones en el 2004 y 2419 millones en el 2007. Considerando en este mes, una nueva rebaja que, de seguir existiendo el fondo, igualaría la deuda por el fondo a los ingresos por el selectivo, además que se elevaría a un 1.2% sobre el producto bruto, considerándose incontrolable por su cercanía a la meta de 2% de superávit fiscal.








No cabe duda que la situación no es fácil de manejar, considerando que la creación del fondo si fue una necesidad para salvar la “competitividad” del país, siendo los costos de transporte vital para los precios del país. Es natural que el aumento del precio del crudo incremente severamente los precios también de la cadena de productos a los que está ligado, razón por la cual la tasa inflacionaria no se ha elevado más de lo debido, pues no se han sincerado los precios, aislando al país de procesos que se ven en todo el mundo. No quiero parecer como partidario de la eliminación del fondo, aunque la idea me atraiga más de lo debido. Estos precios mundiales seguirán creciendo por cuestiones meramente especulativas de la OPEP, el monopolio que controla el mundo, y por lo tanto la represión a sincerar los precios de los combustibles en general nos llevará a crear una bomba de tiempo que tendrá que explotar cuando los precios sean inaguantables.

Solución: ¡el cambio de la matriz energética! Es urgente que la plaza vehicular urbana se cambie del diesel o gasolina a gas natural, que nos permita un autoabastecimiento. El cambio no es fácil, pero tuvo que hacerse hace mucho. ¿Porqué no se hizo? Ni idea, pregúntenle a Toledo. Ahora se hace más evidente que los esfuerzos son cada vez mayores, sobretodo porque hay ya la firme decisión de terminar con el fondo, que sólo subsidia una competitividad fantasma, irreal que no es sostenible. Ahora el gas no es la panacea, pero no tenemos otra opción mejor. El gas es bueno para la circulación urbana, no siendo así para el transporte de carga o interprovincial, debido a las dimensiones enormes que tendrían que tener los tanques dentro del vehiculo. ¿Alguien dijo los biocombustibles? Si, claro, si quieren olvidarse de comer pan en el desayuno.

;;
Economía XXI - Designer: Douglas Bowman | Dimodifikasi oleh Abdul Munir Original Posting Rounders 3 Column